miércoles, octubre 20, 2010

DM'10 / Mi Primera Noche

Hace poco Tweeteé, a propósito de Dominicana Moda, "No hay mejor observatorio de la sociedad que el que refleja su tendencia en el vestir". Y efectivamente, la pirámide social invertida en la carpa que daba espacio al evento no dejaba espacio a la imaginación. La disposición de los invitados hacia evidente que los que estaban arriba eran unos marginados anónimos, mientras que en la fila de abajo las sillas rotuladas esperaban anisosas las posaderas de la genialidad o el estrellato. Decidí ubicarme en la tercera fila y a pesar de que permitieron a los anónimos ocupar las posaderas que se ausentaron, permanecí allí, desde donde se observa mejor la realidad, desde el medio.


Iba con muchas expectativas, y es que la moda como segunda piel regularmente precede a la arquitectura y la utilizo como panorama de la realidad contemporánea. El ornamento es delito (decía a principios de siglo XX uno de los grandes maestros de la arquitectura) y la moda femenina una especie de estuche que la entrampa ( corsets, crinolinas, mediosfondos, corpiños). Las transparencias de las telas a contraluz mostrando la silueta femenina debió haber precedido los vaporosos interiores modernos.


Y precisamente, en Dominicana Moda mi noche empezó con las transparencias. Equinoccio disparó con una colección demasiado ecléctica para mi gusto. Cuando veo a una mujer paseando la pasarela con los senos expuestos pienso en la revolución francesa, en la libertad hippie o pop o quizás en una puta liberal conquistando el viejo oeste. Jamás como fondo del brillo excesivo, texturas rayadas y excesos propios del barroquismo que encarcela a la mujer y nos satura.


Michelle Zarak vino con una propuesta mate y mono [ tono ]. Aúnque rayando el aburrimiento tenía un gesto que aprecié mucho: la arruga y el pliegue eran parte estructural de su propuesta. Esto hacía que la apariencia "morticcia goes to bed" de sus vestidos tuviesen una base conceptual que pude disfrutar como experimento.


Al final Velasco Couture pretendía terminar la noche con el impacto que crea la expectativa del mercadeo. Resulta interesante, como esta industria de la segunda piel se sustenta en unos instantes que acompañados de fama, fotos y un buen maniquí, ni siquiera es deseable que se repitan. Es una realidad dura para aquellos que como los arquitectos sustentamos nuestra práctica en la permanencia.


Quiero aclarar de inicio, que desprecio las propuestas que intentan engalanar a manera de "beauty pageant" o Princesa Disney, o lo que es peor que buscan que el ser humano se vea reflejado en el espejo de circo de las alfombras rojas. La propuesta de Velasco no dejaba de ser precisamente eso, muchos vestidos que probablemente habían pre-vendido sueños tras el escenario , de la misma manera que en otras catedrales se pre-vendía la salvación. Sin embargo, la simpleza de sus vestidos y la impactante propuesta de color jugaba con nuestra memoria cuando colores positivos precedían el negro y luego se ocultaban en él a manera de detalles minúsculos ( un forro interior, un arete, unos zapatos ). Este es un gesto que representa a la maestría, ese que nos hace decir sin entender qué decimos " este diseñador conoce el cuerpo de la mujer" o simplemente "pero que elegante".


Mi primera noche en Dominicana Moda, a diferencias de años anteriores, no llenó mis expectativas. Por supuesto, hay que medir que quizás una persona que haya terminado la noche en la cotidianidad de un supermecado 24 horas no sea la voz mas apropiada para hablar de la alta costura. Pero eso sí, acabé con la satisfacción y la sonrisa de haber encontrado en aquella noche de saturación visual, una vía para cada cosa y una cosa para cada sentido. ;-)

Marcos Barinas Uribe