viernes, noviembre 18, 2005

LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION EN LA VIDA PLANETARIA





Roger Ramjet and his Eagles
Fighting for our freedom
Fly through and in outer space
Not to join him but to beat him.

Roger Ramjet he's our man
Hero of our nation
For his adventure just be sure
And stay tuned to this station.

Come and join us all you kids
For lots of fun and laughter
As Roger Ramjet and his men
Get all the crooks they're after.

Roger Ramjet he's our man
Hero of our nation
For his adventure just be sure
And stay tuned to this station.

cantar como al ritmo de yankee doodle



COMPETIR O PLANIFICAR

La agresiva política exterior que ha llevado el Estado Dominicano en la última década, al abandonar el tradicional “mirar hacia adentro” por “mirar hacia fuera”, ha importado no solo los beneficios que se corresponden a la marcada orientación hacia las economías mundo, también ha generado interrogantes acerca del futuro de la planificación territorial y urbana.

Parecería ser que en un contexto de creciente globalización comercial y de grandes movilidades de capital extranjero, el desarrollo dependería cada vez mas de factores exógenos. Si bien es cierto este razonamiento, tambien deberíamos estar de acuerdo en que sin soslayar aspectos exógenos de la naturaleza del desarrollo, las regiones y las ciudades pueden ser un complemento endógeno a esta tendencia, dando al contexto urbano un papel decisivo en la competitividad de las unidades económicas nacionales insertas en la globalización.

Sin embargo, a pesar de que la mundialización de la economía presenta oportunidades para el desarrollo de nuestro país, provocando que las personas y comunidades actúen en mercados mas amplios y que los fondos para inversiones en sus asentamientos provengan muy a menudo de fuentes internacionales, no es menos cierto que la diferencia entre ricos y pobres se ha acrecentado generando la necesidad que se adopten medidas que creen un entorno urbano que en su aspecto físico, social y económico sea mas equitativo y favorable.

La incansable construcción de elevados, túneles, autovías, puentes, megapuertos y parques cibernéticos, que ha acompañado nuestro adoptado modelo de pensamiento, va muy a tono con la competitividad internacional entre centros urbanos impuesta por la sociedad global. Sin embargo, si bien es cierto que no sería posible el desarrollo local sin una agresiva inversión en infraestructura moderna, no es menos cierto que ha sido una creencia generalizada el hecho de considerar que la sola construcción de infraestructura es un desencadenante del desarrollo. La planificación física, tan vapuleada como consecuencia de experiencias neoliberales extremas en países en vía de desarrollo ha sido reemplazada por una inercia atropellante en las decisiones que atraen proyectos de inversión inmobiliaria o de infraestructura. Hemos puesto el énfasis en la falta de recursos de inversión, déficit de infraestructura, y no en un déficit de planificación que si bien es importante para el sector público, resulta indispensable para la participación del sector privado nacional, e internacional en proyectos de desarrollo local.

No hablaremos en este contexto de la oportuna discusión del Metro y otros proyectos de infraestructuras impuestos a priori sobre nuestros territorios urbanos, por entender que la discusión ha sido llevada a la fácilmente justificable solución técnica, cuando en realidad la problemática de este procedimiento de decisiones se verifica en la tradición faraónica de nuestra política local. Es posible que esta tradición haya sido efectiva en el siglo pasado, pero en la actualidad, la complejidad derivada de estos proyectos sin planificación hace que el gasto a pagar por su evidente insostenibilidad sea mayor que el beneficio obtenido a muy largo plazo, sobre todo en términos políticos.



La realidad urbana latente que vivimos cada día muestra que el proceso de desarrollo se ha ido produciendo como resultado de consecutivas decisiones a corto plazo, empujadas por una obsesión de hacernos atractivos al primer mundo. Sin embargo esta opción nos parece poco factible en el caso de decisiones que involucran infraestructura, sobre todo en un marco de globalización. Un mecanismo que parece deseable es el de la participación social organizada y sobre todo informada. La discusión informada nos permite internalizar en la sociedad los pros y contras de tomar opciones globalizantes, sus costos y beneficios y cuales estamentos se deben ejecutar a corto o largo plazo. Es tambien una manera de madurar como sociedad y hacernos mas responsables de la historia que vamos a construir.

El objetivo central de las políticas locales de desarrollo urbano, debiera ser, conseguir que las ciudades ( en este caso los municipios ) puedan hacerse cargo del destino de sus recursos, de acuerdo con los intereses de la población local, lo cual no implica contradecir los macroobjetivos de un desarrollo regional. De esta manera se puede empezar a resolver el profundo dilema entre la competitividad y la solidaridad, resultando obvio que ambos conceptos forman parte de un nuevo paradigma integrador, la “coopetitividad”. Al fin y al cabo son las comunidades locales las que convivirán largos años con los efectos directos de la inercia en la improvisación de los proyectos que se realizan sobre sus ciudades y regiones.

Es definitivo que nuestras opciones se han ampliado, que la discusión de la problemática de la planificación ha alcanzado un protagonismo adecuado, y que cada vez mas alimentamos la esperanza del fortalecimiento de los gobiernos locales. Pero no es menos cierto que continúa siendo amenazador el canto de sirenas y aterrorizante “la máquina que ha abandonado el maquinista y corre ciegamente por el espacio”, como poéticamente implicaba Octavio Ianni en Teorías de la Globalización. Tampoco deja de ser menos difuso el horizonte en el que podamos comprender o exorcizar las utopías que florecen en la sociedad global, que unas veces pueden ser esperanzadoras y otras amenazadoras de toda participación verdaderamente ciudadana.

QUE ALGUIEN NOS LIBRE DEL PARAISO DEL DIOS REMOLACHA





" ¡Están todos locos señor, dicen que lo importante no es que el hombre se realice, sino que su remolacha sea competitiva ¡ "
Ambroise



Mansholt es un ministro holandés que propuso un plan para regenerar la Europa agrícola en la década de los ´60s. Mansholt era muy claro tanto en su tratamiento como en su diagnóstico, el campesino europeo produce mucho y muy caro, mientras las industrias urbanas se quedan privadas de brazos intentando producir como los norteamericanos hace diez años. ¿Que hacer entonces con todo ese campesinado? Exportarlo hacia las ciudades donde su trabajo de inútil y costoso, se volverá productivo y rentable, y de un freno para la economía pasarán a ser un acelerador. Mansholt también hizo el calculo: en lugar de una familia cada diez hectáreas, se necesita una cada doscientas por lo que hay que suprimir a cinco millones de trabajadores de la tierra.

En Esperanza, uno de nuestros innumerables pueblos desconectados, la desgracia de la Europa de Mansholt adquiere un matiz diferente. Mientras una “turba de motoconchos" esperaba la salida de los trabajadores de la zona franca y se sentía el bullicio de comerciantes esperando vender toda su parafernalia "kitsch made in China" a los trabajadores, la chimenea del ingenio Esperanza, en ruinas, era testigo de un aparente nuevo orden económico que había desplazado el poderío de aquel otro orden mundial de la segunda ola. Si asumiéramos estas dos tendencias, distantes tanto en el tiempo como en el espacio, como diagnóstico del principio y desarrollo de una era de competitividad global, esta información nos haría entender que se está conformando una sociedad mundial, de corte liberal, dirigida por los mercados transnacionales e impermeable a las intervenciones locales.

Marshall McLuhan en La Aldea Global, elabora una reseña histórica del desarrollo de los Estados Unidos que refleja de una manera muy clara el proceso y las consecuencias de las desgracias de la Europa de Mansholt y del Ingenio Esperanza.

Lo que resulta sorprendente de las posiciones de McLuhan es que sus comentarios no apuntan tan solo a la formación de un territorio uniforme y controlado por la emergencia de la tecnología y las conexiones transnacionales, sino que fue incisivo en llamar la atención hacia el surgimiento de nuevos actores sociales que podrían de una manera muy efectiva influir en la reivindicación de determinados derechos a partir de sus identidades colectivas.

Señala tambien como estos nuevos actores sociales se ven amenazados por un segmento de este proceso de mundialización que intentan ejercer un ámbito de dominio, “aniquilador de cualquier forma de subjetividad, de la protección social, de la memoria colectiva y de los proyectos individuales”.

En "El complejo urbano en una economía mundial", Saskia Sassen plantea el surgimiento de un nuevo conflicto, el de las desigualdades interurbanas, que surgen a partir de la implantación de procesos globales, y contribuyen a una separación y disociación entre ciudades y sectores dentro de las ciudades, siempre y cuando sean o no competitivos dentro de la economía-global.

Plantea además, que es necesario comprender la manera en que estos sistemas económicos transnacionales se pueden articular conectando localidades específicas de países en desarrollo con mercados y localidades de países altamente desarrollados.

En realidad la nueva economia de la era de la competitividad esta sustentada en cuatro pilares basicos: Conectividad, o la necesidad de interdependencia, comunicación, cooperación y competencia con el resto de espacios propios; Tecnología, capaz de extender la “e” de la economía digital a la totalidad de la economía; Atractividad, de talento, capacidades, recursos, flujos económico financieros, enriqueciendo el espacio local y haciendo estratégicos los recursos disponibles; Comunitarización propiciando la solidaridad y participación de todos los agentes que contribuya a crear una plataforma propia, diferenciada y de éxito. De esta manera se ha logrado proponer una solucion al profundo dilema entre la competitividad y la solidaridad, resultando obvio que ambos conceptos forman parte de un nuevo paradigma integrador, la “coopetitividad”.

La discusion actual sobre la competitividad nacional ha celebrado el hecho que las fuerzas del mercado han contribuido a hacer volar por los aires cualquier proteccionismo económico y social que pudiese ser pernicioso. Pero de nada nos sirve enmascarar utopias de tipo financiero, ni exorcizar los intentos de autocorreccion necesarios para el resurgimiento de aspiraciones locales largo tiempo ahogadas por la ausencia de "esperanza".

SANTO DOMINGO Y EL DILEMA DE LA MIRADA INSULAR













“Decididamente, los grandes puertos de mar me interesan muy poco. Detesto toda esa albañilería con que se encaparazona el mar. En el laberinto de espigones, malecones, diques, rompeolas, el océano desaparece como un caballo bajo el arnés. . . Cuanto mas pequeño es el puerto, mayor es el mar”.

Victor Hugo


• Mirando el MAR desde la CIUDAD

No es una coincidencia que las ciudades-capitales caribeñas estén vinculadas con el mar. “Una locación que mira al mar, cuando no dentro de este, marcó y caracterizó el nacimiento de muchos asentamientos humanos” relata Mario Coyula en “La Habana Junto al Agua”. El mar sin lugar a dudas ha constituido en nuestros países insulares un apoyo indispensable para la vida, pero al mismo tiempo ha sido sinónimo de destrucción. El mar nos ha comunicado y nos ha separado; nos ha protegido, limpiado, refrescado y aliviado y nos ha atacado, inundado, corroído y abrumado. Esta condición dual en que el mar afecta las ciudades-capitales en el caribe ha hecho que de alguna manera el mar visto desde tierra firme inspire desconfianza, la mayor parte de la literatura basada en relaciones internacionales, se refieren a nuestros países como “las vulnerables economías insulares”. Asimismo el mar ha sido utilizado como metáfora alusiva a los procesos económicos de la globalización, “primera, segunda y tercera ola” ( Toffler ), “efecto tsunami”, “economías archipielagos” ( Veltz ) y“metarchipiélagos” ( Benitez Rojo ) por mencionar algunos. Pero lo que realmente resulta intrigante es porque en el caribe se le teme tanto al mar, o por lo menos, porque más allá de los grandes botes turísticos que merodean nuestras costas o los buques mercantiles que extraen nuestra materia prima, la producción económica caribeña no está esencialmente relacionada a este. Casi ninguno de los países del Caribe ha explotado la pesca como elemento productivo interno o de exportación, tampoco es común ver barcos mercantiles locales y los sistemas de transportación marítimos entre islas son mas bien escasos, por no decir inexistentes.
Si a alguien se le ocurriese como a nosotros hacer una encuesta en el malecón de Santo Domingo y preguntar a los transeúntes si alguna vez han hecho una travesía por el mar, no importa lo corta que esta fuese, las respuestas serian sorprendentes, se sorprendería aun más si preguntase a las mismas personas si saben nadar, pues pocos contestarían afirmativamente. Podrían haber muchas razones que condicionaran la obtención de este resultado, una mala encuesta podría ser una de ellas, pero lo cierto es que al caribeño parece asustarle el mar o al menos lo que representa. Para entender esto será necesario dar una mirada a la historia y conocer los mitos que han forjado el concepto de esta palabra a cuya manifestación física nos resulta imposible desviar la mirada.
Existen múltiples mitos que anticipaban la existencia de otro lugar más allá del horizonte, “mas allá de finisterre habita la monstruosidad”. Pero quizás el mito que más interés suscita y que incluso dio nombre a las Islas del Mar Caribe es el de la Atlántida, Platón hablaba de ella en el Timeo y en Critias. Cerca de 9,000 años antes de su época habría existido frente a las columnas de Hércules una gran isla. Una tierra extremadamente rica, con abundancia de maderas, frutas, animales. Parecería que fue el mito y la mirada curiosa lo que encendió la empresa de Colón. La existencia de un umbral imaginario más allá de la línea de horizonte, representado por las columnas de Hércules, producía un espacio de tensión que se mezclaba al impulso desmedido de la curiosidad humana y la ambición mercantil.
Resultaría también necesario reconocer los proyectos coloniales de búsqueda mercantilista de metales preciosos; el asentamiento de economías informales - entre las cuales el pirataje se constituye en la más romántica; el sistema económico internacional de mayor perfección jamás conocido, la esclavitud; y conocer también el trauma que ha de haber representado la travesía para el negro subyugado y las implicaciones de sus correspondientes miradas al horizonte. Todas estas representaciones tienen como correlato constitutivo al mar, y solo así podríamos explicar la trascendencia conceptual que representa este elemento para el caribeño.
Hoy el nuevo mapa mundial (*Michael Galli, 1999) ha pesar de estar trazado a partir de los nuevos flujos de mercado y capital que han determinado los nuevos bloques económicos, no parece ser muy diferente al de las travesías de Colón, ambos grafican y de la misma manera los flujos sobre el mar. El mar ha sido y seguirá siendo el conector por excelencia en el caribe y en lo sucesivo las islas habrán de constituirse en territorios procurrentes 1.
La economía latinoamericana reciente, sobre todo la de países insulares, ha establecido una relación amor-odio con este concepto. El vinculo entre la economía latinoamericana y los mercados mundiales se consolidó a principios de siglo y se redujo al finalizar la segunda guerra mundial, cuando los esfuerzos de desarrollo de la región se dirigieron a reducir la dependencia externa. Ya en los años setenta un contexto negativo e inestable produjo una acumulación de deudas externas que provocó una gran crisis durante los años ochenta. A inicio de los noventa, algunas economías de latinoamérica comenzaron a mostrar signos de recuperación. Esta evolución evidencia la persistente sensibilidad de las economías latinoamericanas, sobre todo insulares, a los factores externos una evolución que parece seguirá repitiéndose en ciclos como grandes marejadas.

“Nuestras economías durante un par de décadas estuvieron caracterizadas por cerrarse al mundo, por el aislamiento. Ahora resulta mas atractivo encontrar el camino hacia el mar que hacia nosotros mismos”
Ricardo French-DaviS




Mirando la CIUDAD desde el MAR








“Volver la mirada es un poco esa mirada de Edipo que quisiera entender aquí . Volver la vista es hacer una lectura hacia el adentro de lo mirado, lectura que se esfuerza por leer en la saturada noche visual de lo urbano, un sentido para cada cosa, una vía para cada sentido”
Eduardo Tovar Zamora


¿Cual es entonces la mirada desde el mar a la ciudad? Podemos ver autopistas atravesar por los aires de la ciudad, vemos el mas recatado edificio junto a otro del mas alardeante mal gusto, vemos megaproyectos, ambición, miseria, temperanza, vemos ruinas, nobleza, vemos tanto que ya no vemos nada, no entendemos ni podemos ya ver nuestro mundo. Quizás en ningún momento de nuestra historia hayamos desviado tanto nuestros sentidos a través de la mirada como ahora: vemos cine, vemos TV, nos hipnotizamos con Internet, vemos anuncios iluminados por doquier, vemos pantallas que se encienden y apagan en avenidas. También vemos como se invierten los esquemas y mientras el centro muere ( nuestros grupos sociales desconectados, el mercado de Santiago o nuestros barrios tradicionales ) la periferia prospera ( los centros hoteleros, las zonas francas ).
Una mirada difusa de Santo Domingo desde el Mar distante, permite leerla como el centro de poder de una nación que intenta ocupar un lugar estratégico dentro del bloque regional caribeño y centroamericano a partir de los nuevos flujos de mercado y capital que han determinado los grandes bloques económicos. Su ventajosa situación ante los demás países del área en cuanto a su posición geográfica, su estabilidad política, su escala territorial y poblacional y su idioma, unidos al alto crecimiento macroeconómico que ha experimentado de manera sostenida durante el ultimo quinquenio, la han situado dentro del Marco de la Competitividad a nivel regional y global. En la actualidad la Republica Dominicana es el único país del caribe hispano que pertenece al CARIFORO, único país latinoamericano que forma parte del acuerdo de LOME VI para los países ACP y también único país caribeño que pertenece al acuerdo de la paridad textil, todo ello le proporciona una serie de ventajas comparativas a nivel mundial y le permitirá de manera competitiva unirse al Acuerdo de Libre Comercio de Las Américas (ALCA), para lo que se ha preparado mediante una agresiva política exterior.
Sin embargo, una mirada enfocada desde el Mar cercano, permitiría identificar cuales son las estructuras tangibles y especificas que hacen de ella una ciudad estratégica y cuales las situaciones que impiden que capitalice esa condición. Nuestro frente marino se extiende formalmente a toda la capacidad de nuestro cono de visión, desde Haina hasta Boca Chica, vinculando no tan solo conexiones transnacionales de transportación ( aeropuertos y puertos mercantes), sino también sistemas productivos nacionales del pasado y del futuro (Ingenios, manufacturas y tecnología de la información como el parque cibernético). En esta red portuaria Haina representa la continuidad del comercio mercante y de la industria, Boca Chica representa el cambio de la tecnología del hardware a la tecnología del software, en el momento que se le pretende convertir en un puerto de libre comercio vinculado a la tecnología avanzada. Mientras, los buques turísticos flotan frente a las costas del puerto de Santo Domingo en el mismo lugar donde desembarcaron los colonizadores y que posteriormente fuera utilizado como centro de operaciones para el proyecto de la conquista. Visualizado hoy en función de la región, se puede intuir que el futuro del puerto estará probablemente marcado por la recuperación de su condición de centro de la actividad urbana y su consolidación como puerto turístico internacional y de transportación interurbana a nivel local y regional.
Sin embargo, nuestro puerto histórico desarticula cualquier coherencia en una ciudad dividida por consecuencias históricas y políticas, forzada a separarse en el preciso momento en que las naciones se unen. Y es en medio de esta indefinición territorial que el puerto destaca amparado en su ambigüedad como un espacio abierto a las riquezas y amenazas del mundo, que evoca protección y refugio pero además fragilidad. Y que combina a la vez imágenes de invasión con imágenes de evasión.


• LA DOBLE MIRADA













“Las elecciones determinantes que hemos de hacer, competitividad económica o protección social, construcción europea o identidad nacional, nos dejan sumergidos en la desesperanza y la confusión, pues no queremos renunciar a ninguno de esos objetivos que, según nos dicen, son incompatibles. Liberémonos de tales discursos catastrofistas, de estas dicotomías artificiales”

Alan Touraine

Resulta imprescindible plantearse la relación que existe entre el espacio de los flujos y el espacio de los lugares, entre el territorio-red y el territorio-superficie, entre la mirada al mar y la mirada a la ciudad. El territorio-red está basado en la multiplicidad de flujos entre nodos, en los que se ejercen las principales funciones que rigen los comportamientos de la economía y la sociedad a la escala mundial, convirtiéndose en la forma espacial dominante de articulación del poder. Según nos dice Manuel Castell,
"Los territorios homogeneizados por el capital, los incluidos en la acumulación de capital a escala mundial, no son continuos, su reducido número los sitúa como islotes de prosperidad en el mar creciente del atraso"
Veltz utiliza una analogía interesante al apropiarse de la metáfora del archipiélago para reseñar esta situación. Los flujos económicos, explica, se concentran en el seno de una red-archipiélago de grandes polos. Los polos son las islas o espacios emergentes que conforman el archipiélago, mientras, los ámbitos que no se integran en la red quedan excluidos del sistema conformando el espacio sumergido, los fondos marinos.
Milton Santos, nos presenta otra visión más radical, considerando la existencia insalvable de un conflicto entre un espacio local vivido por todos los vecinos y un espacio global “regido por un proceso racionalizador y un contenido ideológico de origen distante, que llega a cada lugar con los objetos y las normas establecidos para servirlos”, propone la recuperación del “espacio banal” o el territorio de todos contraponiéndolo al territorio-red, razonando que junto al espacio de flujos sigue presente el espacio de lugares, aquel en el que se desarrolla la vida cotidiana de la gente y en el que se establecen, por tanto, las principales relaciones entre personas. Argumenta Santos, que “cuanto mas se mundializan los lugares, mas se vuelven singulares y específicos” y aboga por la comprensión de la “universalidad”como una garantía que asegura la posibilidad de comprender mejor cada fracción del espacio global a través de la comprensión de los lugares.
Muy lejos de una posición maniqueísta que intente convertir la existencia de los dos territorios en una lucha de poderes, preferimos entender que la globalización constituye un fenómeno que, además de los espacios globales, rescata también los espacios locales y regionales ( subnacionales ) como nuevos ámbitos de regulación, ya que se les considera los espacios donde se conforman la capacidad de innovación y de concertación de proyectos colectivos, aspectos cruciales en la capacidad de inserción de las comunidades locales en los flujos globales ( Rojas, 1999 ) . Esto habla de una dialéctica global-local, que atraviesa los nuevos escenarios del desarrollo: intercambios y competencia globalizados, pero con capacidades competitivas que pueden ser construidas localmente.6
Pero como debemos interpretar ambas miradas ineludibles? La del vacío existencial de una mirada perdida en el horizonte que imagina el “Nueva York chiquito” o la miope e ingenua imagen de la inevitable cultura local y el prejuicio de nuestras propias fronteras. De una manera rutinaria y con cierta aversión podemos dar la espalda a cada una como tristes ejemplos de presiones globales poderosas o de la perdida de la diversidad o del ecumene global. O muy bien, y de manera mas profunda, podríamos realizar la imposibilidad de divorciarnos del espacio existente entre ambas miradas, el espacio de la memoria.
En The View from Afar Levi-Strauss nos describe como muchos aspectos de la vida en Nueva York nos cautivan, precisamente porque allí “. . . se pueden aprender los mil y un trucos que ofrece, durante unos breves instantes, la ilusión de que uno tiene la fuerza necesaria para escapar”. Contemplar el ilusivo espacio de la memoria, es atender un espacio donde el cruce de las corrientes es mas fuerte, un espacio intermedio donde convergen las miradas al horizonte del negro subyugado con las actuales miradas del polizón al bote que flota frente a las costas de Santo Domingo.

miércoles, noviembre 16, 2005

LAS CINCO VENTANAS DE MI APARTAMENTO


]INTRODUCCION[

Todavía recordamos con nostalgia cuando lo público era un espacio y se entendía como un ámbito diferente de lo privado. Ahora solo asumimos con resignación que lo exterior a invadido lo interior, que lo publico se ha vuelto publicidad y la privacidad su objetivo. Es difícil seguir hablando de lo público como un espacio, y hay que preguntarse si tiene sentido seguir oponiéndolo tajantemente a lo privado.
La articulación entre el complejo público-privado y el Estado-nación ha sido erosionada por la globalización de las tecnologías comunicacionales, por la organización económica y financiera de las empresas, y por la reestructuración transnacionalizada de las "comunidades" de ciudadanos y consumidores. De manera que los ciudadanos no pueden seguir concibiéndose como actores solo dentro de una esfera pública que correspondería a un territorio custodiado por la soberanía del Estado-Nación ( García Canclini, 1998).


Vivo en un apartamento en una de las zonas mas cambiantes de la ciudad de Santo Domingo, en una periferia cualquiera en el mismo borde del polígono central. El poder de las visuales que se ven desde cada una de las ventanas de mi apartamento, enmarca realidades de una cultura global que parece llegó para quedarse y no tiene vuelta atrás. Las tres primeras se refieren a transformaciones que se ejercen sobre el espacio físico y existencial, que además pueden ser cuantificables y ejercen una presión sobre el ambiente urbano y social : La valla publicitaria que supera en superficie cuadrada a mi habitáculo; Las alienantes tipologías infraestructurales como elevados y muros “New Jersey”; Los letreros de “highways” de las empresas transnacionales; Los contrastes entre nuevas instituciones públicas (como los “Malls” versus las calles residenciales y las plazas urbanas). Otras dos se refieren a un “espacio mas suave”, un espacio híbrido que puede ser físico y real pero tambien imaginario y virtual: Los medios masivos de comunicación, Televisión, Internet. Este es un espacio esperanzador en términos políticos, pero que resulta cuestionable que la ciudad sea su futuro habitat ( Buck-Morss, 1997 ).
La quinta ventana nos ofrece una vista interior, es posible que no sepamos que sucederá con la sociedad del futuro, pero si es posible que comprendamos a través de esta visual lo que aspiramos a ser y que ventajas podremos sacar de la sociedad del presente y todas sus oportunidades. Y es esta perspectiva la que debemos obtener a partir de observar a través de las múltiples ventanas – aterrorizadoras y estimulantes a la vez- que nos ofrece un mundo multidimensional, como jamás ha existido.


VENTANA ]#1[

La historia de nuestro desarrollo social, de generación a generación, ha estado gobernada por diferentes grupos de dominadores. En la primera generación toda la sociedad estaba dominada por Dios, una fuerza invisible omnipotente que gobernaba desde un centro que estaba en todas partes. Después de dominar el mundo por milenios desde un lugar inmaterial el ser supremo transfirió su poder a un ser humano. A partir de este momento desde Genghis Khan hasta Napoleón, el rey dominó el mundo desde su palacio, cediendo mas tarde su autoridad a una tercera generación, la de los empresarios. Para expresar su poder, el empresario construyó una ciudad acercándose a las alturas, gerenciando el mundo desde un rascacielos en Nueva York, Tokyo, Sidney o Hong Kong. Nuestra concepción del mundo pasó de Dios a empresario, de Jardín del Edén a Central Park, de la Acrópolis a la Feria Mundial.

Hoy nos aproximamos a un nuevo dominador, la tecnología materializada en el computador que tiene su espíritu en los medios de comunicación electrónicos, especialmente el Internet. Este nuevo dominador ya construye una ciudad inmaterial tras el cuerpo físico de la pantalla, con sus propios habitantes ( “netizens” ) y sus propias comunidades ( “egroups”, “virtual communities” ). A esta ciudad calificó William Mitchell como “la ciudad de los bits”. Citándolo,
“Esta es una ciudad con raíces en ningún lugar de la tierra, definida por conectividad mas que por accesibilidad y valores de territorios, habitada por sujetos fragmentados y desobjetualizados que existen como una serie de aliases y agentes. Sus lugares serán construidos virtualmente por softwares en lugar de los materiales primitivos de construcción como la piedra o el concreto, y estarán conectados por conectores lógicos mas que por puertas, pasillos y calles”

Las aglomeraciones de millones de personas en entornos urbanos han generado cambios sociales a lo largo del siglo XX. Las ciudades han modificado sus estructuras urbanas para dar cabida a estas nuevas percepciones de la interacción social. La revolución industrial, por ejemplo, no solo dejó de manera más que obvia su huella en la ciudad y en el campo, sino que también llegó al ámbito doméstico aunque la vida cotidiana no se vio afectada profundamente por los adelantos técnicos de la civilización industrial. La Ciudad Global, en cambio, extrae toda la potencialidad del hecho de haber transformado radicalmente la vida doméstica, y de hacerla un participante esencial de sus ámbitos de dominio al implantar en nuestras moradas una serie de conexiones electrónicas que son nuestros únicos posibles “interfaces” con la Ciudad Global.


VENTANA ]#2[

Ya se nos ha hecho saber que el capitalismo con el advenimiento de la sociedad tecnocrática nos ha llevado a un “estado universal homogéneo” , un momento en el cual una forma final, racional de sociedad y manifestación de Estado triunfan, el capitalismo nos ha vencido en las ideas y la conciencia y falta tan solo su compleción en el mundo real y material.
Uno de los visuales fundamentales que se ve a través de esta ventana, y que intenta apoyar esta posición es aquella de un triunfo de los conceptos económicos sobre los culturales, una dicotomía entre lo cultural y lo económico. Preferimos asumir, en cambio, que lo que parece estar en escena en estos momentos es que los sistemas de producción económica son cultura y que la cultura es producción. Un ejemplo concreto es el de una de las estaciones de gasolina multinacionales que operan en nuestro país que ha adaptado sus programas y actividades a un público comprendido entre los 15-19 años, que han apropiado estos espacios como centros de reunión y no como lugares de servicio.
Otro de los puntos de vista es aquel que pretende de una manera dualista asociar lo político y lo público por un lado y lo económico y privado por el otro. En este contexto, una calle es un espacio público, ya que su manejo y cuidado es responsabilidad de la “colectividad” , y una plaza comercial sería indudablemente un espacio privado. La contradicción es que la calle que se observa desde mi ventana se vive como un espacio privado ya que un vigilante privado controla el acceso del público general y el mantenimiento de las áreas verdes corresponde al grupo de condómines mas que a la municipalidad. Justo frente a la entrada de esta calle hay un Mall comercial, el cual a pesar de ser un espacio gestado a través de una promotora privada, tiene todas las características en términos de uso y servicios que poseería un lugar público.




El marco que contiene esta ventana, apunta hacia la comprensión de que hemos perdido control público del destino de nuestra ciudad. Las relaciones de libre mercado así como el debilitamiento progresivo del dominio del estado-nación ha generado que se trate de transferir el poder político hacia abajo, desde la nación-estado a regiones y grupos subregionales o hacia arriba, hacia empresas y organizaciones transnacionales ( Toffler, 1980 ). Juntas, están conduciendo hacia un fraccionamiento y despolitización del estado en unidades mas pequeñas pero no necesariamente menos poderosas .


VENTANA ]#3[
“. . . . Aquellos que aceptan este modo de existencia, podrían ser encapsulados y enviados en un cohete al espacio. Tan estrechas sus decisiones, tan limitadas y deficientes sus posibles respuestas. Sin duda nos encontramos frente a La Multitud Solitaria”
Lewis Mumford

Antes del S. XX, la tecnología a la cual la sociedad tenia acceso estaba limitada a las prolongaciones físicas y mentales del ser humano. El caballo y el carruaje, por ejemplo, eran las prolongaciones de sus piernas y la información prevaleciente estaba a la escala de un bloque urbano (una catedral), o a la escala de su mano (un libro). El hombre se forjó a su alrededor un universo a la escala de sus aspiraciones. Sin embargo, el cambio de siglo trajo consigo una obsesión humana por la velocidad, el hombre a través de la aceleración de la tecnología y los sistemas de información ha perdido capacidad de aprehender el mundo que lo rodea. Ahora, la tecnología es tan vasta a la escala mundial, redes globales de comunicación, o tan diminuta a la escala de un microchip, que no entran en la capacidad de aprehensión vivencial de un individuo.
Con la invención de la televisión, el concepto de información, transportación e interacción humana fue cuestionado. Ya no es Mahoma que va a la montaña, sino la montaña que va a Mahoma, ya no es el hombre que se mueve sobre un paisaje inmóvil, sino el paisaje que desfila frente a un hombre sentado. Como establece Joshua Meyrowitz, “ la televisión ha hecho difusa las distinciones tradicionales entre la esfera publica y la esfera privada” . La televisión toma cualquier evento público y lo transforma en un drama que es escenificado en la privacidad de nuestras habitaciones. De esta manera expone a los niños al mundo adulto, la mujer a un mundo que nunca antes se le permitió exponerse y al hombre a dimensiones de su emotividad que nunca había conocido, invirtiendo el concepto de autoridad familiar del ámbito de lo privado al ámbito de lo público.



Pero aunque la consola de televisión aparece ya prácticamente en cada habitación de la casa, en las escuelas, salas de espera, iglesias, esta representa ya un objeto nostálgico. El desarrollo de las computadoras personales ha desplazado gradualmente el poder de la televisión como sistema de información dominante en la familia de finales de siglo y ha traído consigo un nuevo tipo de interacción humana. Mientras la caja de la televisión no posibilita ningún tipo de intercambio interactivo entre observador y observado, la computadora a través del Internet provee esta posibilidad .
Atrás quedaron los toques de queda y dominios dictatoriales, la mano dura del estado que antes podía controlar la población mediante cortes de energía y limitación de información ha perdido su capacidad de dominio, a medida que cada familia con sus propias fuentes de abastecimiento de energía y medios de comunicación masivos puede tener el mismo nivel de soberanía que antes estaba reservado a las naciones. Pero de alguna manera, es posible que nos estemos enfrentando a un nuevo tipo de dominador. Como muy bien apunto Lewis Mumford, “.. los antiguos dictadores mantenían al pueblo bajo control a través de guardias armados y puertas cerradas, ahora el aislamiento doméstico y los sistemas electrónicos de comunicación de masas son un método mucho más efectivo de lograrlo” .

Es posible que después de Hitler y Ronald Reagan hayamos heredado a Microsoft Bill.


VENTANA ]#4[

La tecnología de la informática, ha provocado que el desarrollo de los sistemas económicos y su primacía en la sociedad se haya acelerado mas que cualquier otro campo. Sus principios han cambiado drásticamente de lo material a lo inmaterial. Cuando Roma estaba en el poder, caravana tras caravana de todos los países del mundo clásico convergían en el Foro. Forzado por la competencia de mercado, los sistemas de intercambio de información y bienes se han desarrollado en una obsesiva competencia por ganarle la carrera al tiempo y la energía. Los principios económicos tradicionales de producción y distribución material entendidas en su sentido clásico, ya no son suficientes para describir o guiar la dinámica de nuestro compleja “sociedad de la información”.
Como resultado de la comunicación y el desarrollo de las computadoras, más actividades económicas se han “inmaterializado” en el ciberespacio. El mercado de valores ya no es el lugar de verdadero intercambio de los economistas, las ordenes de compra y venta entran electrónicamente en el sistema, los precios son definidos por un proceso computacional que combina las ordenes que entran de manera aleatoria, los participantes del mercado son notificados, la verificación se envía al Chicago Board of Trade, donde las cuentas de los vendedores y los compradores son ajustadas. Toda esta información, que mueve billones de dólares e intereses que superan en importancia relativa los problemas políticos que pueden ocurrir entre países, ocurre tras el espacio “inmaterial” de la pantalla.
Sin duda alguna, como advertíamos al principio, nuestros sentidos se han multiplicado por la velocidad de los aviones supersónicos, los rayos x, el radar, los radiotelescopios, la televisión submarina, la fotografía y muy recientemente el Internet. Nuestro territorio, nuestro espacio perceptible es ya el planeta, y pronto el sistema solar. Pero nosotros continuamos apegados al territorio ( y sus implicaciones soberanas ) como el ser primitivo a su propiedad. Si los progresos efectuados durante este siglo son mas vastos y profundos que los realizados en diez mil años, es precisamente porque antes los medios de comunicación no permitían más que un débil intercambio entre naciones. En este sentido, entra una de las mas fabulosas paradojas y contradicciones del anacronismo de la política ( antiguo enfoque de la diplomacia ), el prejuicio de las fronteras. Todas las tecnologías de que dispone hoy el hombre atraviesan ya las fronteras ( la TV, la radio, el teléfono, el Internet ); La única que se obstina en no franquearlas es precisamente la comprensión humana.


Afortunadamente, hoy los medios de comunicación electrónica traman a través de la tierra una red inmensa y multidimensional a la que cada individuo está ligado de una manera o de otra, no importa su nacionalidad, género, raza o status social. Nuestro planeta se ve poco a poco, reducido a un común denominador electrónico y nuestras vidas se ven sometidas a una unificación planetaria nivelada por una misma tecnología, que igual que los ceremoniales religiosos y principescos, cada día ordena sus códigos éticos y autoritarios.
La validez y optimismo de este análisis no tendría tanta credibilidad si no advirtiéramos también de las consecuencias de la práctica de la “multitud solitaria”. La cual fue anticipada por Tocqueville en “ Democracia en América”, cuando trató de trazar nuevas posibilidades en que el despotismo podría emerger en el mundo. La primera cosa que llamaría su atención es
“. . . . un incontable número de hombres, todos iguales, que de una manera obsesiva producen las cosas superficiales con las que llenan su vida. Cada uno de ellos viviendo separadamente, un extraño para todo el resto- sus niños y amigos privados constituyen toda la humanidad para ellos. En cuanto al resto de sus conciudadanos, el esta cerca de ellos, pero no los ve; Los toca, pero no los siente; El existe en él y para él solo; Parece ser que ha perdido su país” .


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“El hombre será incomparablemente mas fuerte, mas sabio y mas perceptivo. Su cuerpo se tornará mas armonioso; sus movimientos mas ritmicos, su voz mas melodiosa. Sus formas de vida adquirirán una calidad intensamente dramática. El hombre medio alcanzará el nivel de un Aristóteles, de un Goethe, de un Marx”
Alvin Toffler

En el mundo de la unificación planetaria, de la transculturización del mundo, de “las multitudes solitarias”, un nuevo reto se nos presenta. A pesar de toda esta aparente estandarización, nuestras ideologías nunca estuvieron mas divididas. “Mientras nuestros medios de intercambio al abolir espacio y tiempo unifican al planeta, mas el pensamiento humano, sus dogmas y finalidades se desmenuzan en bloques y grupos hostiles y contradictorios” .
Al llegar a la “era de las infinitas conclusiones” parecería ser que las estructuras de poder han cedido su dominio sobre la transmisión de información de la colectividad a el individuo, pasando de un estado de “conciencia monolítica” a una “conciencia modular” . La desmasificación de los medios de comunicación presenta una deslumbrante diversidad de modelos y estilos de vida con los cuales compararse. Pero la realidad es que no se nos suministra una imagen identataria formada, mas bien una serie de quebrados fragmentos y destellos de imágenes.
Por primera vez la idea de “imagen pública” ha sido transferida a un individuo. El ser humano ha adquirido una personalidad múltiple, que actúa tanto en una dimensión real como en una virtual. Haciendo mas porosa la relación que existe entre vida pública y nuestro vida privada. Esta porosidad es mas que manifiesta cuando dos de los acontecimientos mas espectaculares y de mas alto rating entre los “netizens” fueron el nacimiento de un bebé “online” y la primera relación sexual de una “virgen”. Y otra es la importancia que reviste la vida privada de las personalidades públicas, Pee Wee Herman, Bill Clinton, Jimmy Swaggart, Michael Jackson. Un momento de la existencia de la vida pública en que a “Paula Jones” y a “Dow Jones” se les facilita entrar en conflicto.
Dios, la fuerza invisible y ordenador principal de la primera generación o de la primera ola, fue capaz de destruir la mítica Torre de Babel a partir de la multiplicidad de lenguajes, lo que hacía imposible la comunicación. La nueva fuerza invisible, nos ofrece tantos posibles canales de comunicación que es necesario configurar un modelo de personalidad para cada uno de ellos, y esto terminará por destruir al individuo mismo.



De la misma manera en que la fragmentación de las naciones nos esta llevando irremediablemente a la disolución de las fronteras físicas y al cuestionamiento de las soberanías, y que la fragmentación del concepto de vida doméstica nos está llevando a la transgresión de las esferas privadas por las influencias públicas y al cuestionamiento de la autoridad paterna, en ese mismo orden de progresión deberá cuestionarse la personalidad individual, a partir de todas las esferas de conocimiento a las que tiene acceso el individuo, de todos los cuerpos virtuales que puede poseer, y de las múltiples imágenes de si mismo que puede proyectar mediáticamente al mundo. En otras palabras, el hombre ha adquirido una mayor complejidad del “yo” que cuanta persona haya existido jamás.
El comisionado Bangemann al final de su famoso discurso ante la comisión europea nos exhortaba a no dejarnos confundir y que entendieramos que la “Sociedad de la Información” nos permitirá lograr el sueño de una “sociedad civil ilustrada” con mas libertad y racionalidad individual. Y que una mala comprensión de las finalidades de esta sociedad nos podría llevar a su fracaso, empezando por entender que de hecho esta no ha venido a sustituir el contacto humano cara a cara, mas bien a complementarlo.
Pero como toda otra visión esta también puede fallar, y la noche que esto suceda no debe hallarnos con las cortinas de nuestros departamentos cerradas esperando que el jueves se terminen los apagones.